15 sept 2011

[Reportaje] X Japan en Chile


Es difícil poder sacarse el poncho de fan, y comentar el concierto de una de las bandas más esperadas de mucho tiempo, tratando de ser lo menos cegado posible. Y no simplemente por lo que X Japan representa para muchas personas alrededor del mundo y en su propio país, en donde fueron los gestores de un movimiento que se ha mantenido hasta nuestros días, como lo es el visual kei. No porque hayan vendido millones y millones de discos y porque hayan llenado el Tokyo Dome mil veces.

Es porque la relación que tiene cualquier fan chileno de la música nipona (Asiática a esta altura), hasta hace poco, era una relación de lejanía, de divergencia. Eran dos mundos que andaban por veredas opuestas. A Chile hace décadas que vienen bandas de metal, de punk, de reggae, de muchos estilos mucho más abiertos al mercado musical occidental. Pero en el caso del rock japonés, la instancia no se había dado.

Hasta que vino Miyavi y abrió el mercado de la música japonesa a Latinoamérica. Después de él, una lista variada de músicos pisó nuestro país, e incluso grabando material audiosvisual, como fue el caso de Vamps. Y el pináculo de esta nueva apertura se traduce en la venida de esta leyenda llamada X Japan.

De todos modos, la fanaticada que se dio cita el dia viernes 9 de Septiembre, podría ser dividida en dos grandes grupos: Por un lado, aquellos fanáticos que asocian a X Japan con la cultura japonesa y asiática, que van a eventos de este tipo, y que les gustan bandas de j-rock o visual kei. Por otro, los que ven a este grupo como un conjunto de metal, con canciones poderosas, guitarras afiladas y melódias neoclásicas en algunos momentos. Claro, no es que haya sido así solamente, pero gran parte de los asistentes podría encontrarse fácilmente en uno de estos dos grupos. E incluso en ambos.

Sin embargo, si bien este día para muchos era esperado, también había que evitar caer en idealismos y esperar un set list como los que daban hace 15 años atrás. Muchos queríamos escuchar temas de la factura de “Blue Blood”, “Rose Of Pain”, “Dahlia”, o el que cada uno tenga como favorito, pero la sensación general era la de un show más o menos esperable, con canciones más o menos esperables, sin ninguna sorpresa de marca mayor. Y efectivamente así fue. De cierto modo, había un cierto conformismo respecto de esto, valorando más la venida misma de la banda que los temas que fueran a interpretar.

Pero más allá de eso, la efervescencia de los más de 3.500 asistentes que se encontraban dentro del Teatro Caupolicán para las 20:30 horas, dejaba en segundo plano lo anterior. Podía verse en el escenario la batería y el piano transparentes de Yoshiki, sobre la misma estructura que utilizaron para sus giras nortamericana y europea. Tres pantallas que se desplegaron detrás del escenario, pero que se utilizaron bastante poco y no mucho más.

Así dieron las 21 horas, momento en el que empezaba el show, pero los minutos pasaban y no había ademán de comienzo. La gente, que estaba entusiasta, comenzó a pedir a la banda y gritaba “we are x” cada cierto tiempo. Sin embargo, recién pasadas las 21:30 horas se apagan las luces y bajo un griterío ensordecedor comienza la introducción que la banda ha utilizado para sus últimas presentaciones.
Y si lo anterior fue estridente, la parcialidad se vino abajo cuando apareció Yoshiki subiéndose a su batería, en esa pose que tanta gente vio en dvd´s, vídeos piratas, en Youtube (y en vhs para los más nostálgicos), pero que ahora tenían el privilegio de ver en vivo. Salen los demás músicos, en un notorio segundo plano, incluyendo al mismo Toshi, para comenzar con “Jade”, la punta de lanza de los últimos años de la banda.

Hay que decir que si bien, en estudio, está canción suena bastante livianita, en vivo las guitarras le dan un peso que la hace ser muy estridente y potente, a pesar de su lentitud. Y contra mi pronóstico, funcionó bien como tema de apertura, con el público disfrutándola a pesar de los reparos que mucha gente tiene sobre ella (Y sobre las nuevas composiciones del grupo en general).

Sin embargo, el primer momento en que el teatro se vino abajo fue con la inefable “Rusty Nail”, “hitazo” por donde se le mire. Y acá se esfuma el primer temor del público, con Toshi cantando este corte íntegramente en japonés. El coro, que fue cantado por todo el respetable, vino a ser una suerte de liberación, de confirmación de lo que ahí estaba pasando. Sí, es cierto, es X Japan, la banda que jamás pensaste que ibas a ver en vivo. Y estaba tocando “Rusty Nail”.

Acá notamos los primeros detalles del show. El sonido era bastante bueno, con las guitarras de Pata (que con barba es como una mezcla entre Dio y el señor Miyagi) y Sugizo muy claras, con la de éste último ligeramente más fuerte. Toshi, por otro lado, se escuchaba fuerte y claro también desde un comienzo, lo cual me sorprendió ya que la voz es lo que suele fallar en términos de sonido generalmente al comenzar cualquier show.

Heath, sin embargo, se escuchaba poco y nada, cosa que fue constante a lo largo del show. Más que escucharse, se sentía. La batería de Yoshiki, por otro lado, tenía un sonido aceptable, aunque la caja estaba muy fuerte en relación al resto del kit. En el piano sí que se lograba un buen sonido, como cuando Yoshiki se sienta para dar pie al primer batatazo de buen metal de la noche.

Es que con “Silent Jealousy”, hubieron muchas cabezas moviéndose repetidamente arriba y abajo, el público saltando y coreando cada palabra de este corte, con un trabajo sobresaliente de Toshi en este punto, y con la confirmación de que Sugizo raya para la suma, aportando buena técnica, y sobre todo, espectáculo. Algo que la banda perdió de cierto modo con el fallecimiento de Hide, y que con el miembro de Luna Sea pareciera reencontrar, pero de un modo más elegante, en vez de la psicodelia del primero.

Hasta aquí todo bien, el concierto avanzaba bastante raudo y la gente se encontraba muy prendida después de esos dos clásicos. Sin embargo, viene lo que creo yo, fue el único error en términos de set list por parte de la banda. Si bien, “Drain” no es un mal tema, y que no poca gente la recibió con agrado, vino a romper el ambiente que se había conseguido, calmando demasiado los ánimos, haciendo una pausa que por ahí era algo innecesaria. Además de que en este corte se evidencian algunos problemas de voz de Toshi, representados en los “gallitos” que le salieron.

Por otro lado, con Yoshiki y Sugizo fuera del escenario para esta canción, y con el juego de luces estático que había, quedó una sensación de vacío en el escenario bastante importante. Porque Pata y Heath jamás han tenido un gran desplazamiento, y Toshi se apoyó poco en ellos también. Fue el momento más bajo de toda la velada probablemente.

Luego de esto, queda solamente Sugizo en el escenario para realizar una suerte de solo de violín, pero que más que eso, fue un momento “varieté”, que no se condecía mucho con lo que mostraba el show, pero que sirvió más que nada para que sus fans pudieran verlo en una faceta distinta. Otra cosa fue cuando se le unió Yoshiki en el piano para interpretar el inicio de un clásico de clásicos de la banda, como lo es “Kurenai”.

Nuevamente se derrumbó el teatro a los pies de la banda, con una interpretación soberbia, potente, y que incluso incentivó algunos “mosh” en la cancha. Toshi se reivindicó de su actuación en “Drain” y nos entregó una vocalización perfecta, llena del dramatismo que este corte encierra. Al terminar la canción, Yoshiki se sienta nuevamente en el piano, para iniciar una de las nuevas canciones del grupo, “Born To Be Free”, que fue recibida con más respeto que euforia.

Otra vez se percibe mucho más pesada que en estudio, y ciertamente el público saltó bastante en el coro, pero se siente que le falta a canciones como ésta. Hay una carencia de ideas más o menos importante, lo que hace que le baje muchos bonos si la juntamos con “Kurenai”, o con la que venía después, “I.V.”, que sin ser una gran canción, sí tiene elementos que la hacen ser un tema más que correcto.

De hecho, ninguna de las dos fue muy coreada, aunque ésta última si logró generar un ambiente, sobre todo con Yoshiki en el piano y Toshi haciendo cantar al público. Además que ya lleva casi cuatro años circulando, lo que hace que la gente la conozca y se familiarice más con ella, lo que es un punto a favor. De todos modos, nada de esto importó a la hora de prestarse a lo que venía a continuación.

Toshi que grita al público muchas veces “¡We Are?!”, a lo que la gente respondía con una letra en particular. Una letra que se transformó en el símbolo de la banda, en su discurso, en su declaración de principios. Y probablemente, la letra que representa todo, o casi todo, lo que significa el rock japonés en nuestro país. Y es que “X” sonó magistral, de otro planeta. Era la culminación de los sueños de todo aquel que estaba en ese lugar, en ese momento.

Hay que decir que Toshi tuvo problemas de voz, que Sugizo se equivocó en una parte de la armonía final, pero en este punto, mucha gente pensó (y con razón): ¿qué importa? Más de alguien en su casa cruzaba los brazos en forma de “x” cada vez que escuchaba la canción, o se lo imaginaba en la micro, o en el colegio/U/trabajo, con el iluso deseo de poder hacerlo en una instancia como esta. Y es acá en donde notamos el rasgo más fuerte de la banda: la relación estrechamente recíproca que tiene con su fanaticada.

Estos son de los momentos que hay que vivir más que relatar. Para destacar y enmarcar el momento en el que Yoshiki se tiró al público.

Acá la banda sale para el encore. Uno particularmente eterno, ya que estuvieron casi 10 minutos detrás del escenario, cosa que habitualmente no pasa con casi ninguna banda. La gente, que pedía a gritos el regreso del grupo, y el escenario vacío y oscuro, sólo con la X marcada en uno de los telones de fondo.

Saldría entonces Yoshiki y Toshi, para comenzar a interactuar con el público. Yoshiki, sentado en el teclado, comienza a tocar las notas de “Forever Love”, lo que hizo que espontáneamente el público comenzara a cantar, generando un momento íntimo y sobrecogedor con una canción que nunca fue de mi particular agrado, pero que fue lindo. Luego Yoshiki se sinceraría diciendo que esto no estaba originalmente planeado. Pero bueno, cosas que pasan.

En este ambiente es cuando Yoshiki hace el ademán de tocar “Dahlia”, lo cual hubiese sido una sorpresa monumental, pero sólo se quedo en eso. En realidad la elegida fue otro clásico, “Endless Rain”, que fue coreada en su totalidad, sobre todo en el coro. Fue bastante sobrecogedora esta parte, cuando Yoshiki y Toshi dejan al público cantando por varios segundos. Si “X” fue el momento de la energía y de dejarlo todo en la cancha, con “Endless Rain”, el tema era emocionarse hasta las lágrimas.

Ya quedaba poco, de hecho un solo tema. Pero no cualquiera. De un momento a otro, nuevamente el escenario vacío recibe las notas de piano de la obra cumbre de X Japan. “Art Of Life” se hizo presente a través de una parte del solo de piano de Yoshiki, el cual fue recibido con mucho respeto y se escuchó hasta el final con un silencio que generó un ambiente particular. Porque, ese solo no tiene nada del otro mundo, y mucha gente no lo entiende (muchos, de hecho, se saltan esa parte cuando escuchan la versión en estudio), pero el respeto con el que se escuchó es de aplaudir.

Y el último terció del tema sonó potente como en toda la velada, y fue coreado como toda la velada. Toshi tiró todo lo que le quedaba de voz y logro una performance digna de un tema como “Art Of Life”. Pata, Heath y Sugizo estuvieron muy regulares también, mientras que Hide se materializó para entregarnos el solo de esta canción. Sin embargo, y muy a pesar lamentablemente, en esta canción fue en la que Yoshiki tuvo un error importante, al salirse del tiempo del corte y no poder entrar nunca, lo que originó un desfase entre las guitarras muy notorio a la hora de comenzar la última armonía antes del coro final. Sonó feísimo esa parte.

Pero más allá de eso, la banda terminó por despedirse de su público fiel, tirando todas las botellas de agua que encontraron, tomándose fotos, y saludando a todos, mientras sonaba “Forever Love”, en su versión acústica, como outro. Así terminaba este viaje de meses para algunos, de comprar la entrada, de esperar pacientemente y tener marcada la X roja en el calendario para el 9 de Septiembre, luego de cerca de dos horas de show.

Si hacemos retrospectiva, es raro que en dos horas se hayan tocado sólo 11 canciones. Y es más raro que uno no se haya dado cuenta de eso en el momento. Pero como dije al principio, probablemente lo que se valoraba es que la banda viniera, más de qué es lo que fueran a tocar. Más allá de eso, para el fan de X Japan, esto es irrelevante, como también los otros detalles, y erigirá este concierto como el mejor de todos.

¿Qué eché de menos? Menciones más directas de Hide y de Taiji, dos ex miembros que fueron fundamentales para la banda, y que están tristemente fallecidos. Un mejor trabajo de luces y de los fondos, que creo que estuvieron mal aprovechados en general, salvo contadas excepciones, como en “X” y “Endless Rain”. Pero en líneas generales, y tratando de ser lo más justo posible, este concierto rayó para la suma completamente y se recordará de por vida para los que asistieron. Y bueno, me hubiese gustado oír algunas de las canciones que a mí me gustan. Pero eso es harina de otro costal.

Créditos: Zerovarius

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